EUROPA
PRESS
14 marzo
2017
La 'dismorfia muscular', 'vigorexia' o 'síndrome de Adonis' es un trastorno en el que
los individuos que lo experimentan presentan una preocupación patológica por
conseguir un cuerpo musculado, perfecto, centrando
varias horas del día en conseguir un cuerpo diez.
Preferentemente
tiene mayor incidencia en el hombre, quien constantemente está obsesionado con
la búsqueda de un cuerpo musculoso que le haga parecer "más fuerte y
poderoso". Se trata de personas que, desde el punto de vista psicológico,
se encuentran "enclenques, pequeños, débiles", y buscan en la
apariencia una baza para poder enfrentarse a los demás.
Así lo
explica a Infosalus la psicóloga del servicio de
Psiquiatría y Salud Mental y de la Unidad de medicina de Adolescencia del
Hospital de La Paz de Madrid, Rosa Calvo, quien subraya que este trastorno
tiene lugar sobre todo en los varones porque, de igual forma que a la mujer se
le pidió que su valor fuera la elegancia o la delgadez, por ejemplo, al hombre
que sea fuerte, poderoso, valiente.
En
concreto, el defecto es imaginario o, si existe, la preocupación del individuo
es claramente excesiva, a pesar de tener una complexión física más fuerte que
el resto de la población. Hacen compulsivamente ejercicio para aumentar su masa
muscular, dedicándole varias horas al día en el gimnasio, e incluso consumiendo
esteroides anabolizantes, a pesar del riesgo para su salud, añade.
En este
sentido, la especialista del Hospital de La Paz señala que, como cualquier
trastorno relacionado con la apariencia personal, se busca la solución a las
sensaciones de debilidad o de incapacidad a través del cuerpo. "Se
convierte en trastorno, partiendo de la preocupación por la apariencia, cuando
se es obsesivo compulsivo, y sólo se focaliza en ese objetivo la vida de la
persona. No es que se esté más o menos y te gustaría tener un buen cuerpo. Es
cuando empieza a ser tu objetivo vital. Aquí es cuando empieza trastorno. Se le
puede llamar también adicción al ejercicio", subraya.
La dependencia del espejo
Como en
el caso de la anorexia, Calvo sostiene que estas personas están pendientes del
espejo, que les dice cómo están "porque ellos por dentro se ven incapaces
o débiles", y la apariencia corporal no les va a solucionar lo que les
ocurre. "En cuanto se miran al espejo se sienten débiles y tienen que
chequear su cuerpo. Ellos en el espejo ven su imagen distorsionada",
agrega.
A su
juicio, es el trastorno de la actualidad, "la proyección de los valores
eternos en una apariencia falsa sin el desenvolvimiento personal que nos hace
falta para ser personas íntegras". Por ello, aboga por acudir al médico
cuando se percibe que la vida se ha convertido en ello, se deja de hacer algo
cotidiano por centrar tu jornada vital en ir al gimnasio.
"El
problema de estas alteraciones es que son egosintónicas,
una cualidad más que demuestra una manera de ser, y que indica que se sienten
superiores a los demás porque se cuidan más y comen mejor. Lo mismo que la
señora que es obsesiva de la limpieza, cuando se considera la mejor del barrio
porque cuida de que su casa esté impecable", añade.
Sobre
su tratamiento, la experta del Hospital de La Paz apunta a la psicoterapia a
largo plazo, con el objetivo de desenvolver esas cualidades que le hagan
sentirse fuerte psicológicamente. "Que sientan que son personas valiosas y
que eso no va a depender del volumen del cuerpo. Cuidar el cuerpo sí pero
desenvolverse como ser humano, también. En general son personas con mucha
dificultad para relajarse. Es posible que en algún momento se sientan muy
deprimidos. Resaltar también que el consumo de esteroides pueden afectar
gravemente su salud", concluye Rosa Calvo.